El estudio de los fósiles permite conocer en detalle la morfología corporal y comportamiento de estos antiguos animales y plantas, pero también el ambiente que habitaron, el momento preciso en que vivieron y como se relacionaban con otros organismos. Además de esta información paleobiológica, los fósiles proporcionan datos de gran interés para conocer la historia geológica del planeta.
Muchas rocas de tipo sedimentario, formadas a bajas presiones y temperaturas, han conservado su contenido en fósiles. Estas rocas se encuentran en el campo, pero también podemos verlas en nuestros paseos por la ciudad, formando parte de fachadas, suelos, fuentes, bancos, revestimiento de baños y portales, ... Algunas de estas rocas, como las calizas carboníferas con goniatítidos y orthocerátidos, proceden de diversas localidades de la montaña leonesa. Otras, como las caliza rojas con fragmentos de corales o con bivalvos de tipo rudistas han sido traidas desde el País Vasco y Navarra. Las rocas de tonos beige con ostreidos y gasterópodos proceden del levante español. Por último, los mármoles claros repletos de nummulítidos algas coralinas y moluscos diversos, proceden de canteras situadas en Alicante, Murcia o Sevilla.